Federico Marquez Velez Por Juan Guillermo Moreno

Federico Marquez Velez
Ya ni recuerdo cuando conocí al Maestro Federico Marquez. Sería hace unos 20 años o por ahí, cuando éramos un par de gomosos por los carros de época. Él, de familia de coleccionistas, yo, un simple aprendiz y entusiasta desde el periodismo del motor.
Fede siempre fue absolutamente generoso con el inmenso conocimiento que tenía. Resolvía todas las dudas y polémicas con paciencia y dedicación. Cadillac (nadie sabía de esos carros como él), BMW y Porsche eran sus marcas predilectas, pero también le gustaban los Mercedes, los Chevy, las motos, los aviones, en fin, cualquier cosa con ruedas y motor.
Fede decía que él no era conductor sino Chauffeur. Con sus Cadillac y sus Mercedes siempre tuvo un especial trato. Como los alquilaba para bodas, él se caracterizaba con traje, sombrero de copa y guantes. El hombre se metía en la película. Tal era su respeto con esas máquinas.
Como éramos contemporáneos también compartimos afición por los carros de los 80 y los 90, de los que hablábamos por horas. Fede los tuvo, yo se los admiré. Cuando nos encontrábamos por ahí de casualidad, nuestras parejas sufrían porque eso era quedada fija hablando de carros.
Fede me acompañó en el set de dos o tres transmisiones del Desfile de Autos Clásicos y Antiguos, tal era su sapiencia y generosidad para compartirla. Siempre dispuesto, siempre con la actitud de enseñar, hicimos una buena amistad alrededor de esta pasión.
Hoy Fede se nos adelanta en el camino. Muy rápido, muy joven. Una gran pérdida para la afición, para las todas las generaciones que vibran con esto de los carros y las máquinas a motor. Nos hará mucha falta para acudir a sus asesorías, su apoyo, su conocimiento infinito.
Buen viaje, querido Fede. Fuerza y paciencia a sus amigos más cercanos y a su bella familia. Hasta pronto profesor.

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